jueves, 19 de noviembre de 2009

Proceso de escritura de : todos, ciegos


Para empezar quiero explicar el Título de este ensayo; es honor a la argentinidad de Edie, una porteñita hermosa de 5 años que me pide que le de (¡por favor!) todos snupies y me cuenta que a su fiesta vendrán todas amigas del colegio. Entonces pensé que lo que resumía mejor el ensayo era que todos, ciegos (con un somos escondido en la coma).


El tema del ensayo se me presentó cuando iba por la mitad el libro de Janichiro Tanizaki, por la página 23 para ser exacta. Este libro llegó a mis manos gracias a mi maestra Julie Weisz y me permitió encontrar mi luz. El elogio de la sombra trata de eso, de encontrar la luz y la no luz que armen un clima especial que vaya acorde con lo que sentimos o que nos ayuden a formar sensaciones en los ambientes que habitamos. Lo que me sorprendió es que al autor le encanta la oscuridad, entiende a la sombra como no luz y eso me llevó a pensar en el no ver.


Recordé lo maravillada, casi aterrada que quedé después de leer el libro de Saramago, Ensayo sobre la ceguera y que a pesar del miedo que me provocaba recordar las escenas que me formé en la cabeza mientras leía el libro, años después pagué una entrada para ver esas mismas escenas en el film Ceguera de Fernando Meirelles. Y lo peor es que me gustó la película porque “lo hicieron tal cómo yo lo pensé” confirmando mi miedo morboso y luego a pedido de Maggie, leí el informe sobre ciegos que figura en el libro de Ernesto Sábato: Sobre héroes y tumbas.


Juntando eso empecé a escribir a partir de lo que para mí significa la ceguera: que en realidad todos estamos ciegos, en cierta medida y que por eso nos sentimos atraídos al tema de los ciegos. Cosa que confirmé cuando le di el ensayo a Mónica Prado y me dijo que mientras lo leía, sintió que cada párrafo la absorbía y quería saber qué seguía, qué decía después. Queremos saber, queremos ver…


Me gustó lo de la digresión, suelo divagar cuando hablo, así que me pareció un camino fácil, pero luego me di cuenta de que no divagaba tanto como creía porque siempre me mantenía en la línea de la ceguera y al final lo que empezó como un tema principal (la luz y la sombra) se volvió solo un pretexto.


Otra aclaración: lo de los monstruos también se lo debo a Edie, que mantiene en su cuarto un Spoka Rojo que nunca apaga ya que según ella: “todos mostios se alejan cuando hay luz”

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